Luego de varias horas de que cientos de migrantes lograron abordar de nuevo el ferrocarril que salió de la ciudad de Torreón, los vagones fueron abandonados en el municipio de Mapimí, en Durango, y los extranjeros permanecieron en el lugar desértico bajo una temperatura de más de 46 grados y por la noche con frío.
En el lugar se encontraban hombres, mujeres y niños que pretenden llegar a los Estados Unidos y que permanecieron varios días varados en el municipio de Cañitas, en Zacatecas.
El miércoles pudieron abordar los vagones de la empresa Ferromex, pero éstos fueron detenidos a varios kilómetros antes de llegar a Torreón a donde llegaron caminando y después de recibir alimentos y agua en la Casa del Migrante siguieron el trayecto hacia el estado de Durango.
Las familias y migrantes que viajan solos pudieron de nuevo subirse al tren, pero elementos del Instituto Nacional de Migración pidieron que los vagones se volvieran a detener en Mapimí, donde no había lugares para abastecerse de agua y la sensación térmica llegaba a los 48 grados.
“Nos dejaron botados por Migración. Ellos dieron la orden de que nos dejaran y estamos durmiendo arriba de los vagones con los niños, y hay que cobijarlos bien porque la noche es fría. Agarramos el tren en Torreón y avanzamos unas tres o cuatro horas, pero nos dejaron botados aquí en el desierto”, expresó uno de los migrantes que pedía ayuda a defensores de derechos humanos en la Laguna.
El grupo de migrantes lo integran más de tres mil personas de origen venezolano, nicaragüense y hondureño; muchos son familias completas que buscan llegar a los Estados Unidos y han viajado por varias semanas a bordo del tren.
Algunos migrantes muestran lesiones en sus pies y brazos, ya que éstos sufren de quemaduras al estar expuestos a las altas temperaturas y viajar bajo el sol, mientras que otros se han caído de los vagones y resultaron lesionados.
Ninguna autoridad de Coahuila ni de Durango ha acudido a brindarles ayuda médica, pese a que varios tenían signos de deshidratación.
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