Al paso de los años, algunas personas comienzan a sufrir deterioros cognitivos, lo que puede traer síndromes como la demencia o el Alzhéimer, o simplemente una leve pérdida de la memoria que puede resultar común pero incómoda para el que la sufre.
“La mala memoria puede ser una parte normal del envejecimiento. A medida que las personas van envejeciendo, ocurren cambios en todas las partes del cuerpo, inclusive en el cerebro”, afirma el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento (NIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, agregando que estos cambios también harían que estas personas se demoren un poco más en los aprendizajes, o en realizar diferentes acciones cotidianas.
Mientras que cuando una persona sufre de deterioro cognitivo, alguno de los síndromes que lo conforman puede llegar a afectar seriamente al paciente que lo sufre, así como a sus familiares cercanos, ya que al ir perdiendo la memoria, también comienza a faltarle la movilidad normal de su cuerpo y capacidades como el habla.
“El deterioro cognitivo leve es un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo esperado debido al envejecimiento normal y el deterioro más grave de la demencia. Se caracteriza por problemas de memoria, lenguaje, pensamiento o juicio” explica la organización estadounidense Mayo Clinic.
La importancia de la manzana y el té verde
Ante este panorama, es necesario tener en cuenta algunas recomendaciones para ayudar a combatir estos diagnósticos, incluso antes de que se presenten, por lo que las alternativas en las dietas normalmente son un buen complemento para darle al cuerpo las vitaminas y minerales para que se mantengan fuertes.
Al respecto, según Europa Press, la manzana aporta hidratos de carbono fundamentalmente en forma de azúcares como fructosa, glucosa y sacarosa, y contiene cantidades apreciables de fibra, tanto soluble como insoluble, siendo esta última la más abundante, y que hace de este alimento un eficaz regulador de enfermedades del intestino grueso; la fibra soluble (pectina), tiene por su parte, actividad hipocolesterolémica.
Además, las manzanas son una importante fuente de flavonoides diversos que tienen propiedades antioxidantes que se han relacionado con la reducción de algunos cánceres. Y se han relacionado algunos de sus compuestos a agentes antidiabéticos, debido a su capacidad de limitar la absorción intestinal de la glucosa.
Ahora, una nueva investigación asocia los compuestos naturales que se encuentran en las manzanas y otras frutas que pueden ayudar a estimular la producción de nuevas células cerebrales, lo que puede tener implicaciones para el aprendizaje y la memoria, según un nuevo estudio en ratones publicado en la revista Stem Cell Reports.
Las sustancias químicas que se encuentran en las plantas, los llamados fitonutrientes, como el resveratrol en las uvas rojas o la epigalocatequina-3-galato (EGCG) en el té verde, pueden tener efectos positivos en diferentes partes del cuerpo, incluido el cerebro.
Los investigadores Tara Louise Walker, de la Universidad de Queensland, en Australia, y Gerd Kempermann, del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas, en Alemania, y sus colegas encontraron que las altas concentraciones de fitonutrientes de las manzanas estimulan la generación de nuevas neuronas, un proceso llamado neurogénesis.
El estudio mostró que las células madre cultivadas en laboratorio de cerebros de ratones adultos generaban más neuronas y estaban protegidas de la muerte celular cuando se agregan a los cultivos quercetina o ácido dihidroxibézoico (DHBA), fitonutrientes que se encuentran comúnmente en las manzanas.
Pruebas posteriores en ratones mostraron que en distintas estructuras del cerebro adulto asociadas con el aprendizaje y la memoria, las células madre se multiplicaron y generaron más neuronas cuando los ratones recibieron altas dosis de quercetina o DHBA. Los efectos sobre la neurogénesis fueron comparables a los efectos observados después del ejercicio físico.
Este estudio sugiere que los compuestos naturales de las frutas, como la quercetina, DHBA y potencialmente otros, pueden actuar en sinergia para promover la neurogénesis y la función cerebral cuando se administran en altas concentraciones.
Los autores precisan, no obstante, que se necesitarán estudios futuros para determinar si estos y otros fitonutrientes pueden mejorar el aprendizaje y la función cognitiva en modelos animales y en humanos.