Además de los sueldos precarios y las condiciones de inseguridad con que laboran, 40% de médicos mexicanos en formación revelaron que sufren acoso sexual y laboral durante sus estudios, servicio social y en las pasantías.
Según la Encuesta Nacional de Médicos en Formación, durante 2021, quienes han sufrido acoso por parte de sus superiores inmediatos en universidades y campos clínicos, 68% son mujeres y 32% hombres.
El reporte detalla que el hostigamiento laboral se presenta en 40.5% de los casos y el sexual en 40.2%.
La mayoría ocurre en la residencia con 56% de frecuencia en mujeres y 33% en hombres.
En segundo lugar durante las pasantías de servicio social, con 55% y 44%, respectivamente, y en tercero, durante el pregrado con 48% y 39%.
A propósito, la doctora Eva Pizzolato, representante de la Asamblea Mexicana de Médicos Pasantes, comenta que este comportamiento obedece a la tradición de preparar a los médicos con altos niveles de demanda, intimidación y humillaciones para que sean capaces de enfrentarse con las dificultades del campo laboral.
“Es la forma en que está diseñado el Sistema de Salud la que ha permitido que personas con más alta jerarquía tengan la idea errónea de que si no te maltratan no aprendes, porque ellos así fueron educados”, dice en entrevista con EL UNIVERSAL.
La coordinadora de la Marcha Pacífica por un Servicio Social Seguro subraya que esta costumbre es generalizada; la situación continuó durante la pandemia de Covid-19 y se agravó ante la falta de control que hubo en el sector.
“‘Aguántate porque para eso estudiaste Medicina’, se le dijo a muchos compañeros que enfermaron o que trabajaban sin insumos de protección porque los doctores de mayor rango no querían esa labor o porque el mismo sistema no se daba abasto”, recuerda.
Considera que subordinarse a una autoridad es un modelo de comportamiento clásico en la carrera de Medicina que, junto a las largas jornadas de trabajo, ha llevado a la normalización del acoso laboral y sexual.
Al respecto, 62.8% de los médicos encuestados refieren que su universidad o su institución clínica no ofrece ningún tipo de apoyo para la solución de estos problemas.
Además, 54.3% de los encuestados argumentan no saber a qué autoridades acudir para atender las violencias; 53.8% no conocen si existe algún tipo de protocolo en sus campos y 20.2% reportan que no existen mecanismos institucionales que resuelvan la problemática de acoso.
“Es una carrera competitiva que muchas veces contrapone egos entre profesionales y estudiantes, pero no por ello deben irrespetar a quienes aprenden. Sin ser maltratados muchos han logrado altos grados de conocimiento”, apunta.
“Por otro lado, este comportamiento le ha abierto muchas puertas a otro tipo de abusos como obligarnos a asistir a zonas de peligro, porque si no lo hacemos, no nos liberan el servicio”.