El gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha anunciado un plan para reducir las importaciones provenientes de China y fortalecer la producción nacional o regional en colaboración con empresas de Norteamérica y Europa. Esta estrategia busca responder a las inquietudes expresadas por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, sobre el presunto uso de México como “puerta trasera” para productos chinos que ingresan al mercado norteamericano.
“Nosotros tenemos un plan, que está desarrollando el secretario de Hacienda junto con el secretario de Economía, con el objetivo de sustituir esas importaciones que llegan de China y producirlas en México, sea con empresas mexicanas o de Norteamérica”, explicó Sheinbaum este viernes.
Presiones de Estados Unidos y Canadá
Trump ha reiterado su amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos y cerrar la frontera si México no toma medidas. Por su parte, Trudeau, aunque expresó su intención de mantener a México en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), advirtió que su país podría explorar acuerdos bilaterales si no se resuelven las preocupaciones comerciales.
Las tensiones también se han exacerbado por las reformas constitucionales en México que, según algunos analistas, podrían afectar la libre competencia y la independencia judicial. Entre ellas, destacan los cambios que extinguirán organismos autónomos y crearán una nueva entidad reguladora dependiente del Ejecutivo, aunque con “independencia técnica”, según el gobierno mexicano.
Sustitución de importaciones: un desafío monumental
El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, señaló que México enfrenta un creciente desbalance comercial con China, de alrededor de 80 mil millones de dólares, especialmente en sectores como telecomunicaciones, automóviles y chips electrónicos. Para enfrentar esta situación, el gobierno busca incentivar la producción local y regional.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, afirmó que ya está dialogando con las principales empresas importadoras para identificar productos que puedan fabricarse en México. Entre las compañías involucradas están Intel, Foxconn, General Motors y Ford.
Un ejemplo emblemático es la producción de microchips. La empresa mexicana Claro planea iniciar su fabricación en 2025, aunque todavía no puede competir con los chips más avanzados del mercado.
Críticas y retos para la implementación
Expertos han señalado que reducir la dependencia de las importaciones chinas no será un proceso ni rápido ni sencillo. “Esto requiere una política industrial activa, desarrollo de clusters, incentivos fiscales para la innovación y mejoras en infraestructura”, afirmó José María Ramos, profesor del Colegio de la Frontera Norte.
Miriam Grunstein, académica del Centro México de la Universidad Rice, advirtió que los costos podrían aumentar significativamente sin un análisis detallado industria por industria. Además, destacó que generar inversión privada será esencial, pero las recientes reformas han generado incertidumbre entre los inversionistas.
El T-MEC en la balanza
El cumplimiento de los requisitos del T-MEC dependerá de la eficacia de las reformas legales y de la independencia real de los nuevos organismos reguladores. Si estos quedan sujetos a intereses políticos, podrían no satisfacer las exigencias del tratado, poniendo en riesgo la estabilidad comercial en la región.
Por ahora, México enfrenta la difícil tarea de equilibrar las demandas de sus socios norteamericanos, las presiones internas y las necesidades de su desarrollo industrial. El resultado de estas negociaciones será clave para el futuro del comercio en la región y la integración económica de América del Norte.