En el primer enfrentamiento televisado entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el ex mandatario Donald Trump, las tensiones se elevaron rápidamente en un debate crucial previo a las elecciones del 5 de noviembre.
Biden, visiblemente afectado por una gripe reciente, presentó una voz ronca y áspera. A pesar de haberse preparado intensamente en Camp David, su desempeño se vio marcado por momentos de debilidad y dificultades en la dicción. Trump, por su parte, aprovechó cada oportunidad para desviar temas hacia la migración, acusando al presidente de permitir la entrada de “criminales y enfermos mentales” al país, y rechazó comprometerse a respetar los resultados electorales.
Los candidatos discutieron sobre aborto, migración, economía, política exterior, salud, y las acusaciones judiciales contra Trump. En un intercambio acalorado, Biden señaló a Trump como instigador del asalto al Capitolio y lo calificó de “amenaza a la democracia”. Trump, en respuesta, acusó a Biden de llevar al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial y afirmó que su liderazgo restauraría el respeto internacional hacia Estados Unidos.
Sin público y con micrófonos apagados en ciertos momentos, los insultos y evasivas de Trump dominaron la noche. Al concluir el debate, ambos candidatos se retiraron sin estrecharse la mano, destacando la profunda división que caracteriza esta contienda electoral