Me siento decepcionado, humillado, pisoteado”, por la falla del Gobierno para salvaguardar la seguridad de su población, y que permite asesinatos como el de Eric Andrade, “mi hijo”, lanzó Mauricio Andrade, padre del médico pasante asesinado en Durango, el pasado 15 de julio, en la clínica de El salto, en Pueblo Nuevo.
El gobierno es incapaz e indolente” señaló el señor Andrade.
Eric estaba a 15 días de terminar su servicio social. En una entrevista con un medio local Mauricio Andrade acusa, con la voz entrecortada, que en una semana, “sólo ha tenido espacio” para llorar su pérdida; la muerte de su hijo de 25 años de edad, a quien le cortaron, de tajo, el futuro. Por este caso, ya hay un detenido.
Eric, era un estudiante de la Universidad Autónoma de Durango, que, tras este lamentable hecho, decidió retirar las pasantías en zonas de alto riesgo, a causa de la violencia.
Mi hijo no merecía eso. No le hacía daño a nadie- Y decir cómo me siento, en estos momentos saldrían muchas palabras altisonantes. Me siento mal; me siento decepcionado, traicionado, humillado, pisoteado”, porque, para empezar, el gobierno tiene la obligación, que para eso le pagamos, de salvaguardar nuestra integridad, nuestra seguridad.
Aunque, su demanda no es de una justicia a modo, “ no a la carta”.
Quiero una justicia real, justa, verdadera, sustentada, demostrada. Pero si empiezan como tantos casos, con tantas incongruencias por parte de los encargados de procuración de justicia. Así no”.
No quiero ese tipo de justicia, a la carta, a mi modo, una justicia que le de paz a mi corazón”, señala, al demandar que la investigación de su caso “no se ensucie” como decenas de investigaciones que llegan a las instancias judiciales y “ahí quedan”, mientras sus familiares van aprendiendo a soltar el dolor, ante la indolencia de las autoridades.
A esto, sumo, la falta de empatía de los mexicanos, que hemos aprendido a normalizar este tipo de actos violentos.
Asesinatos, vejaciones, desapariciones, secuestros, se suceden día a día, y no hemos sido capaces de alzar la voz y emitir un “ya basta”. Un ya basta de tanto dolor, para tantas familias, que hoy lloran a sus muertos, a sus desaparecidos.
Mientras, en Palacio Nacional este día, 21 de julio, la tónica sigue siendo el sostener una política contra la inseguridad que a todas luces ha resultado fallida, con dos mil 289 asesinatos tan sólo en junio pasado, que se ubicó como el segundo mes más violento del año. Reportes del Gabinete de Seguridad Federal revelan que el mes pasado se cometieron 76.3 muertes intencionales, diariamente, para sumar en la primera mitad del año un total de 13 mil 127 víctimas de homicidio doloso en todo el país.
Y a pesar de ésta violencia que no cede en diversos estados de la República mexicana, el Presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que mantendrá su política de abrazos, no balazos “porque el pueblo nos tiene confianza… sabe que nosotros no encubrimos a nadie”, dijo.
Si no fuera así, ya nos hubieran dicho, minilla de pescado”, agregó López Obrador, al recalcar que, las voces que llaman a cambiar la estrategia de su gobierno frente a la violencia, “son parte de una campaña en contra impulsada por conservadores, e incluso de los de la clase media”. Así lo dicho desde Palacio, mientras hoy, alguien, en algún punto, llora a sus muertos.
En tanto, médicos pasantes de la región Lagunera, Torreón-Gómez-Lerdo, que comparten Coahuila y Durango, alzaron las voces y están convocando a una movilización, el próximo 27 de julio en el Zócalo de la Ciudad de México, a la que se sumarán pasantes de salud de Coahuila, Durango, Zacatecas, Aguascalientes y Chihuahua, para lanzar un “ya basta”, y exigir justicia por la muerte de Eric Andrade Ramírez.
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