Miles de pacientes mexicanos siguen expuestos a un riesgo silencioso: al menos 4,000 ventiladores mecánicos defectuosos de la marca Philips permanecen activos en hospitales del país, a pesar de las advertencias internacionales sobre sus posibles efectos cancerígenos y una sentencia judicial en su contra.
Los ventiladores modelo E30 fueron adquiridos de forma urgente por el gobierno mexicano en 2020, en plena pandemia de COVID-19. Distribuidos en al menos 255 hospitales, los equipos fueron vistos en su momento como una solución a la escasez de respiradores en unidades de cuidados intensivos. Sin embargo, un año después, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) advirtió que estos dispositivos contenían una espuma interna que, al degradarse, liberaba sustancias tóxicas que podrían provocar daño pulmonar e incluso cáncer.
Philips, condenado pero sin cumplir
En respuesta a la crisis, el distribuidor exclusivo de Philips en México, la empresa Health Care, demandó a la firma por incumplimiento de un acuerdo para reemplazar los equipos dañinos. La justicia mexicana falló a favor del distribuidor. Sin embargo, Philips no ha retirado ni sustituido los ventiladores, ni en México ni en otros países de América Latina.
“El daño a los pacientes es real y constante. No es un riesgo teórico”, advirtió Eduardo Fuentes, abogado de Health Care, quien también señaló que la marca holandesa ha sido sancionada en otros países, pero continúa operando con impunidad en territorios con menor vigilancia sanitaria.
Una bomba silenciosa en hospitales
La gravedad del problema no es menor. La FDA ha recibido más de 100,000 reportes de incidentes relacionados con los ventiladores Philips desde 2021, incluyendo al menos 385 muertes.
En México, no existen datos públicos sobre los daños ocasionados por estos equipos. Sin embargo, personal médico y expertos en salud pública coinciden en que la falta de información y de acción por parte de las autoridades agrava el riesgo. “Están en quirófanos, en clínicas rurales, en hospitales generales. Nadie sabe exactamente dónde ni cuántos están aún conectados”, declaró un médico bajo condición de anonimato.
Autoridades en silencio
Ni la Secretaría de Salud ni la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) han emitido posicionamiento oficial desde que la sentencia fue revelada. Tampoco hay registro público de una orden de retiro o alerta sanitaria nacional sobre los dispositivos.
En contraste, países como Estados Unidos y Canadá iniciaron desde 2021 el retiro masivo de estos ventiladores, y han sancionado a Philips con cientos de millones de dólares.
Una negligencia en tiempo real
El caso pone en evidencia la fragilidad de los sistemas de control sanitario y judicial en México ante fallas de corporaciones trasnacionales. A casi cuatro años de la entrega de los ventiladores y tras una condena firme, la pregunta sigue vigente: ¿cuántos pacientes han sido afectados por un equipo que, por ley, ya no debería estar en uso?